El coronavirus dejó al descubierto el déficit de profesionales en Tecnologías de la Información y Comunicaciones, lo cual abre oportunidades para quienes quieran tomarlas.
Aunque la digitalización es un proceso que venía desarrollándose hace años, la llegada del coronavirus obligó a las industrias a agilizar el proceso, quedando al descubierto una serie de falencias en la materia, entre ellas, el déficit de profesionales en Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC).
Según cifras de la consultora IDC, en América Latina hay un déficit de aproximadamente 586.000 profesionales TIC mientras que la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información (ACTI) cifra en 5.000 los puestos de trabajo en el área que no pueden ser cubiertos.
Así, las TIC aparecen como una oportunidad de especializarse, sobre todo considerando los desafíos que implican tecnologías como cloud, big data, inteligencia artificial y un área clave para las organizaciones: la ciberseguridad, que se ha visto altamente exigida durante la pandemia, según publica en su página web la ACTI.
“Los ataques que hoy vemos se vinculan fuertemente con el contexto actual, pues los hackers se aprovechan de las marcas de las empresas y la confianza que generan para –por ejemplo– pedir apoyo en dinero a la brevedad o para reconfirmar claves de acceso a bancos o entregar información para obtener un descuento adicional”, explica Ricardo Dorado, director de Crecimiento de Fundación País Digital.
En este sentido, el estudio ‘(ISC)² Cybersecurity Workforce Study’, realizado por ISC2, estima que en América Latina hay una brecha de 600.000 profesionales para el área de ciberseguridad.
Casi adecuado
Desde ACTI, Benjamín García señala que en el país existe capital humano “casi adecuado”, pues si bien Chile cuenta con institutos profesionales y universidades tecnológicas de primer nivel, existe un déficit en cuanto a volumen y a la presencia femenina. Ello puedo afectar el desarrollo de la transformación digital, que requiere –precisa– “una diversidad de mentes, experiencias y visiones que complementan la aproximación con una solución que trasciende a lo puramente técnico, sino que se contextualiza en el negocio y empatiza con quienes son afectos (stakeholders). No contar con un balance de género equitativo es tener la mitad de las capacidades que se pudieran disponer para enfrentar la problemática”.
Y un estudio de ENTI (CETI-UC) reveló la dificultad que tienen las gerencias de TI para encontrar los perfiles que requieren, lo que es aún más complejo en ciberseguridad.
“Es urgente atraer más talentos a esta industria en general y fomentar las destrezas en seguridad informática aplicada al desarrollo de software, a las bases de datos, a la infraestructura, servicios TI y a las redes y telecomunicaciones, por medio de una formación de pregrado que establezca las fundaciones TIC que permitan un expertizaje posterior en ciberseguridad”, sentencia García.
Natalia Vega, country manager de IDC Chile, recuerda que el cibercrimen no descansa, por lo que es de suma importancia, sobre todo a nivel corporativo, contar con profesionales expertos y generar entrenamientos constantes para los colaboradores.
Oferta
Hasta hace unos años era extraño encontrar una oferta de cursos, diplomados o masters con foco en ciberseguridad, pero el ataque de Wannacry de 2017 –que fue mediáticamente masivo- contribuyó a que todos se preguntaran si contaban con resguardos básicos para la vida digital, ya sea profesional o personal.
A partir de ese año, afirma Ricardo Dorado, “no sólo las principales universidades del país ofrecen cursos, diplomados o masters en la materia, sino que las principales del mundo, en formatos presenciales, online, a nivel técnico y de gestión, ha sido una explosión positiva y muy favorable para todos”.
En Chile, varios institutos profesionales han potenciado la formación TIC. En efecto, la principal oferta de capital humano proviene de Duoc UC e Inacap, que suman más del 46% de los profesionales en el área.
En materia de educación continua, Duoc-UC ofrece el Diplomado en Seguridad de la Información mientras que, a nivel universitario, es posible encontrar especializaciones en universidades como las de Chile, Católica, de los Andes, de Santiago, Adolfo Ibáñez y Santa María.
En este sentido, Natalia Vega señala que se requiere “una alta especialización como también una constante actualización, aspectos en los cuales la academia juega un rol fundamental. Se necesita mayor trabajo conjunto entre la academia y los sectores de la economía. Esta interacción es clave para ir conociendo las necesidades de la industria”.
Crédito de la imagen: ACTI.