«@chica.rosadita» es Valentina Muñoz de 19 años, quien fue escogida entre más de 1.000 nominaciones; quien además es co-fundadora y presidenta de la Asociación Latinoamericana de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI ONG)
Globant, una compañía nativa digital que ayuda a las organizaciones a reinventarse y desatar todo su potencial desde soluciones tecnológicas, anunció en diciembre de 2021, 44 ganadoras locales y seis globales en su edición anual de los Woman that Build Awards, que celebran a aquellas mujeres que están impactando positivamente en la industria IT.
Con más de 1.000 nominaciones, entre las seleccionadas como ganadoras globales se encontró la joven chilena Valentina Muños Rabanal (19), conocida en redes sociales como @chica.rosadita, quién además es la co-fundadora y presidenta de la Asociación Latinoamericana de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI ONG).
La joven activista recientemente fue nombrada como SDG Advocate por las Naciones Unidas (Defensora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) -un cargo honorífico al que no se postula- siendo la más joven y única latinoamericana en tener este cargo que comparte con el Premio Nobel de la Paz 2014 Kailash Satyarthi, el Presidente de Microsoft, Brad Smith y el grupo de k-pop BLACKPINK.
Valentina, que se describe a si misma como una persona muy extrovertida y multifacética, fue miembro del primer equipo de mujeres en convertirse en campeonas internacionales del concurso de robótica educativa más grande del mundo, FIRST Lego League (2018). En 2020 fue seleccionada como una de las jóvenes más influyentes de Chile, por Ashoka, y ha trabajado arduamente por instaurar las voces de niñas y adolescentes en las políticas públicas del país y a lo largo de Latinoamérica, siendo galardonada entre otros premios, como la programadora más joven (18 años) en contribuir en la construcción de la Política Nacional de Inteligencia Artificial en Chile.
En conversación con Qué Pasa, Muñoz cuenta que su camino a la militancia por los derechos digitales comienza inicios de 2020 cuando se encontraba cursando cuarto medio en el Liceo Carmela Carvajal y el inicio de la pandemia obligó a realizar las clases de manera virtual, situación en la que notó que compañeras que no tenían acceso a internet simplemente parecían desparecer por completo.
“El distanciamiento y la falta de clases virtuales me hizo tomar la bandera por los derechos digitales, porque pude conocer de primera mano que no tener conexión a internet tenía relación directa a no tener acceso a la educación, que es un derecho fundamental. Así, me centré en utilizar mis redes sociales para concientizar sobre el privilegio que tenemos al contar con internet dentro de esta situación de desigualdad y que es responsabilidad de todos hacer del ciberespacio un lugar seguro e inclusivo”.
-¿Qué crees que le hace falta a Chile en cuanto a derechos digitales?
Creo que Chile está en pañales entorno a derechos digitales, aunque a nivel internacional existe una valoración muy positiva de las iniciativas legislativas impulsadas por el Congreso, como la Ley de Inteligencia Artificial o la Ley de Neuroderechos. Y sí, estamos siendo pioneros respecto a eso, sobre todo en la región latinoamericana, pero para mí como activista me parece que existe una deuda con los territorios y las comunidades desde lo más básico. Hoy estamos regulando las más grandes e innovadoras tecnologías que se están desarrollando a nivel mundial, y lo aplaudo, pero no podemos desenfocarnos de la responsabilidad estatal de permitir acceso universal al ciberespacio.
La pandemia fue un agravante, por supuesto, y uno de los grupos más afectados fueron niñ@s y adolescentes, quienes vieron su derecho fundamental de acceso a la educación frustrado por sus condiciones de acceso al entorno digital. Es responsabilidad estatal invertir en acceso universal a internet, dispositivos electrónicos y alfabetización digital. Esa es la base bajo la cual podemos empezar a legislar libremente todo tipo de tecnología: cuando ya todos tengamos acceso a ella