El objetivo de este nano satélite es orbitar la Tierra para tomar fotografías del planeta, y con esta información generar planes de conservación de la flora, fauna y atmósfera.
Chile cada vez se posiciona mejor dentro de la comunidad científica. Uno de los más recientes avances es el desarrollo de un satélite diminuto diseñado para tomar imágenes de la Tierra desde el espacio, que estará listo en 2023.
Sangeetha Narayan, cofundadora y Chief Product Officer de Lemu, explica que “para algunas de nuestras mediciones más críticas, este satélite nos proporcionará más de 20 veces la resolución que tenemos actualmente a nuestra disposición”.
Conocido como Lemu Nge, u “Ojo del Bosque” en mapudungun, este satélite parece una caja de zapatos del futuro. Mide 30 cm de largo, 20 cm de alto y 10 cm de ancho, lo que equivale a un volumen de 6L, y tendrá un peso de más o menos seis kilos.
Por ahora está siendo construido en NanoAvionics en Lituania, mientras que su generador de imágenes está proporcionado por la compañía Simera, de Sudáfrica. Cuando esté listo será lanzado desde un cohete Falcon 9 reutilizable de SpaceX, en Estados Unidos. Todo esto sin un peso del Estado chileno.
El objetivo de este nano satélite es orbitar la Tierra para tomar fotografías del planeta, y con esta información generar planes de conservación de la flora, fauna y atmósfera. Leo Prieto, fundador y CEO de Lemu, explicó que su intención era digitalizar el mundo. Luego de varios estudios, llegaron a la conclusión de que la mejor manera de hacerlo era mediante un satélite.
Pero no sólo se trata de capturar datos, sino de compartirlos: “El objetivo inicial misión es que el satélite genere datos para Lemu, el atlas de la biósfera. Pero al mismo tiempo, como nosotros hoy día accedemos a datos que comparten muchas otras entidades y como nosotros promovemos la colaboración, también queremos hacer disponible la información para el resto de la comunidad de conservación de la naturaleza”, explicó Prieto.
Lemu está diseñado para portar una cámara hiperespectral, la que es capaz de identificar objetos desde el espacio según la forma en que reflejan la luz. Por esto, cuenta con 32 bandas en el rango espectral de 450 a 900 nm y una resolución de distancia de muestreo del suelo (GSD) de 4,75 m, lo que le permite segmentar la cobertura terrestre y la biodiversidad de la vegetación.
Gracias a su propulsor de iones de metal líquido, podrá orbitar nuestro planeta 14 veces al día, y tendrá tasas de revisita de 1 a 7 días. Una vez que termine su misión se le ordenará chocar contra la atmósfera, pero gracias a su construcción no dejará restos espaciales.